Trecking - Piedra del Indio, Quininí, Cundinamarca
- David Chia Bejarano
- 24 abr 2017
- 4 Min. de lectura
Es un camino real, un encuentro con el pasado de la cultura del pueblo indigena de los Panches, además de ser un recorrido rodeado de increíbles paisajes y de una naturaleza exuberante.
El Parque Natural Cerro del Quininí hace parte de la jurisdicción del municipio de Tibacuy en Cundinamarca. Hace parte de los lugares protegidos por su alto valor arqueológico ya que en él se encuentran algunos de los rastros mas importantes de la cultura de los Panches y gracias a ellos se ha logrado reconstruir las historias sobre las tradiciones de este pueblo y sucesos importantes de dicha cultura.
Este recorrido hace parte del sendero Camino Real del Quininí, el cual fue utilizado por el pueblo indígena de los Panches. Para llegar al inicio de este sendero, es necesario desplazarse a la vereda del Ocobo, cerca a la inspección de Cumaca, en el municipio de Tibacuy, Cundinamarca. Llegar al Ocobo se puede lograr por medio de una camioneta (2.000 pesos colombianos) que parte desde el parque principal de Tibacuy, municipio al cual se puede llegar desde los municipios de Fusagasuga, Silvania o Viotá (el costo del pasaje desde estos municipios esta al rededor de los 4.000 pesos en promedio).
El trazado es un poco exigente, puesto que el recorrido tiene tramos dispuestos en medio del monte, con segmentos rústicos, empinados, en piedra y pasto. Además, una parte del recorrido (el inicio) posee un desnivel significativo para el recorrido a pie. Pero, vale mucho la pena, puesto que desde la mitad del recorrido, la aventura cobra un significado muy valioso.
Al ingresar al parque (tiene un costo de 5.000, incluye posibilidad de hacer camping) se realiza un recorrido por el filo del cerro del Quininí, desde donde se puede observar un macizo montañoso de cumbre afilada, el cual recibe los vientos ascendientes de 2 microcuencas (Sumapaz y Tequendama), por lo que presenta una meteorología muy cambiante, lo que quiere decir, que a lo largo del día y la noche, a medida que cambia la temperatura, hay corrientes de viento, cortinas de nubes ascendentes, neblina que puede humedecer todo el paisaje, e incluso cielos totalmente despejados, que permiten la vista de hasta 25 municipios de ambas provincias, así como numerosas formaciones montañosas, ecosistemas y agroecosistemas. Por lo que es importante ir bien preparado para sortear con comodidad todos estos meteoros, de modo que se recomienda el uso de un buen bloqueador solar que no se diluya con el sudor, impermeable, ropa cómoda que permita el movimiento y que no retenga la humedad (tanto ambiental como la producida por el ejercicio).
La Piedra del Parto, uno de los lugares más importantes de este recorrido, recibe a los exploradores en medio de un claro del espeso bosque del cerro. Este lugar ceremonial, donde las madres indigenas daban a luz a la siguiente generación del pueblo Panche, se puede identificar por la cantidad de petroglifos que se encuentran allí tallados y su silueta particular. Luego de este sitio, la Piedra del Gritadero les muestra a los visitantes el porque de la majestuosidad de este recorrido con unas panorámicas majestuosas.
Luego de estos dos sitio emblemáticos, se encuentra un desvío hacia el Bosque de Robles, última morada en esta zona del país de esta especie de árbol, el cuál se encuentra en extinción. Es impresionante el sentimiento de inferioridad frente a estos gigantes de la naturaleza, el cual crea un ambiente único en medio del monte, como si nos encontráramos en otro lugar diferente del cual veníamos recorriendo.
Regresando al recorrido original y luego de atravesar un poco más de monte, encontramos el sitio final de nuestro recorrido: las piedras de El Águila y la del Indio. Dos puntas del filo de la montaña que por su conformación se dotaron de vital importancia para el pueblo indígena, convirtiéndose en sitios ceremoniales y de historias trágicas para dicho pueblo.
La piedra del Indio (al costado sur), llamada así por recrear el perfil del rostro de un indio (observándola desde la Piedra del Águila) es una gran roca, suspendida en el borde de la montaña, desde donde se pueden observar varios pueblo y municipios de esta cuenca hidrográfica del Tibacuy. Allí acuden decenas de visitantes para realizar rapel y escalada y también para tomar onces o un pequeño almuerzo a manera de picnic.
La piedra del Águila (al costado norte), llamada así por su forma de pico y por su vertiginosa vista al borde del abismo, era una piedra ceremonial para los guerreros Panches y también un lugar triste desde donde las mujeres indigenas se lanzaban para evitar ser capturadas por los colonizadores españoles.
Se recomienda a quienes realizan este recorrido que tomen en cuenta todas las indicaciones de quienes les reciben en el ingreso al parque, puesto que al ser parte de una reserva forestal se prohibe el ingreso de ciertos elementos (como envases en vidrio y cosas por el estilo) y también se prohibe la realización de ciertas actividades (como fogatas). También que lleven mucho liquido, ropa deportiva cómoda e impermeable por los cambios de clima tan repentinos que suelen haber. Si se realiza camping, es necesario tener en cuenta un equipo liviano e impermeable, llevar lámparas o linternas, no hay baños ni instalaciones de ningún tipo, solo te espera el monte y la naturaleza.
Hay algunos grupos dedicados a guiar a los visitantes por este recorrido, los cuales se pueden encontrar por internet, entre ellos se pueden encontrar quienes brindan el servicio de acompañamiento para quienes practican rapel y escalada.
Por último, si te interesa verificar el recorrido y su altimetría, a continuación el enlace en Strava para tu evaluación:
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